Los investigadores indican que, en los pacientes que experimentan ictus isquémico agudo (IIA), las características neuroanatómicas influyen en el desarrollo de insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular (FA) de nueva aparición.
Se ha documentado la presencia de insuficiencia cardíaca neurógena después de los IIA. Sin embargo, el mecanismo exacto por el que el IIA favorece la aparición de la lesión miocárdica sigue siendo incierto.